jueves, 4 de diciembre de 2008

Te encontré



- Oye, oye… Mira… ¿Y ella? ¿Qué linda, no?
-¿Quién? ¿Dónde?
- Allá, al fondo… Ella, la morochita, la linda.

En 11 días te vas. En exactamente 11 días vas a estar a más de 24 horas de distancia. A más de 24 horas de distancia a velocidad de avión. Yo corro a velocidad de triciclo, seguro me demoro más. Diablos. En 11 días vas a estar muy lejos. Demasiado lejos para mi gusto. Demasiado lejos de aquí, de mí.

Hace casi 2 años que te conocí, hace casi 2 años que te vi por primera vez, que te vi por mucho rato, que me quedé prendido de ti. No estoy seguro que fue lo primero que te dije, no estoy seguro si fui yo el que lo dijo, seguro que si. Seguro lo pensé mucho rato antes de armarme de valor y decirte algo, antes de decirte cualquier cosa supuestamente intrascendente, trivial.

No fue tan fácil acercarme, tengo que confesarlo. No fue tan fácil acercarme siendo tu tan linda. Tenía que escoger muy bien las palabras, ordenar mis ideas, no podía malograr la oportunidad, no podía dejar que pienses que era un idiota que se acerca a pedirte tajador. No podía cruzar el salón, acercarme a tu carpeta, mirarte a los ojos y pedirte un útil escolar. Tenía que explicarte el verdadero motivo, tenías que entender que la punta de mi lápiz era lo último que me interesaba. Que si me acerqué fue por la necesidad de conocerte, de hacerte entender que necesitaba estar cerca tuyo más de lo que mi lápiz necesitaba ser tajado, mucho más.

Me acerqué. De cerca eras más linda, deslumbrabas. No lo podía creer, tanta práctica mental, tantas veces las mismas líneas repetidas, las mismas frases “casuales”, graciosas y espontáneas, al tacho. Me acerqué y no sabía que decirte:

- Hola… me acerqué para conocerte… te juro tenía un dialogo mental perfecto. Tenía todo pensado, todas las posibilidades. Todas tus posibles respuestas, tenían una réplica efectiva de mi parte. Sabía que tono de voz usar, que comentario hacer para verte sonreír, para que te acuerdes de mí. Pero cuando te vi, me olvidé. No me preguntes como me llamo, seguramente no me acuerdo. Lo único que me interesa, en lo único que pienso es en ti, en seguir viéndote.

No le podía decir eso, de ninguna manera. No supe como actuar.

- Hola… me prestas tajador?
- Si, ten
- (Ay dios.. hasta su voz es linda.. ya Luciano!, concéntrate!, mantente relajado, tranquilo!) Ya, gracias… Ahorita te lo traigo… Quieres estar conmigo?
- Qué?
- No, que ahorita te lo traigo y que me provoca un higo… (un higo? Es lo mejor que se te ocurrió!? Estás seguro??)

Perdí la primera batalla. Para ella no soy más que un gordito come higo. Tengo que demostrarle que soy más que eso. Gordito podré ser, pero come higo, jamás!

Poco a poco te fui conociendo, cada día un poquito más, cada día un poquito mejor. No sabía disimular mi felicidad al verte; la sonrisa era evidente, gigante, vergonzosa. Yo te hice mi amiga y tú me hiciste feliz. Me sigues haciendo feliz.

Hace casi 2 años que eres parte de mi vida, que me alegra tu presencia, tu carita. Hace casi 2 años que te siento cerca y ahora, dentro de 11 días, no lo vas a estar. Si te extrañaba sabía donde buscarte, que ruta tomar, que calles manejar. Pero ahora? Cuando no estés cerca? Dónde te busco? Dónde te encuentro?
Ya lo sé, no tienes que decírmelo, si lo sabía. Vas a estar cerca, más de lo imaginábamos. Es aquí mismo, en el centro, en la cavidad torácica, justo aquí, dónde iba mi corazón. No te preocupes que ya te encontré.

1 comentario:

Anónimo dijo...

yo tambien quiero que me encuentren.... me encanto!