jueves, 30 de abril de 2009

viernes, 24 de abril de 2009

La carta que nunca te escribí

Estar contigo fue lo mejor que me pasó.
Te quise, como bien sabes, como sólo yo pude: dejándolo todo de lado, apostando mi vida en ti, en los dos.
Me hiciste mucho más feliz de lo que te imaginas, a tu lado me sentí realmente completo. Nunca necesité nada mas, te lo juro. Nunca competiste con nadie, a tu lado, nunca hubo lugar a competencia. Para mí, no había otra. Verte era suficiente para asegurarme que mi alma, por fin encontró su contraparte, su complemento perfecto.
No comprenderías la felicidad que llegue a sentir, el orgullo infinito, la tranquilidad extrema. A tu lado, nada me importó mas que hacerte feliz, nada me importó mas que crear un futuro juntos, de imaginar un futuro juntos. Un futuro que a tu lado, sería definitivamente maravilloso. No necesitaba más.

Estar sin ti fue lo peor que me pasó.
Cómo describir lo indescriptible. Cómo explicar que lo que sentí fue mucho más que un dolor espiritual. Que te di mi vida, y cuando te fuiste, te la llevaste contigo. No te la quise pedir, quería la tuvieras cerca, por si, en algún momento, necesitaras de ella. Nunca pensé en mí sin ti, en qué sería de mí, sin ti.
Fue un dolor que me rompió. Estoy seguro, no soy el mismo. No creo que vuelva a ser el mismo. El corazón se recupera, pero nunca se sana.

Nunca te voy a olvidar, pero sabes que? Está bien, puedo vivir con eso. Por fin lo acepté, acepté no olvidarte. No te puedo olvidar, es más, no debo olvidarte, por lo importante que fuiste, por lo importante que sigues siendo. Por fin acepté que está bien no olvidarte. Intenté por mucho tiempo borrarte de mi cabeza, extirparte del corazón, como si hubieras sido algo malo, algún tumor maligno listo para destruirme. Pero no lo eres. Nunca lo fuiste.

Ya no te amo.
Me tomó un tiempo, más del que hubiera deseado, más del que pensé fuera necesario. Me tomó más del que me aseguraron, me tomaría. Pero no me importa. Me tomó, lo que me tuvo que tomar. Aprendí que la vida sin ti, sigue. Por fin aprendí que después de ti, también puedo ser feliz.

domingo, 19 de abril de 2009

En tu cumpleaños

Sólo quiero que seas feliz.
No estoy seguro como empezar a escribir esto, no estoy seguro cómo decirlo ni que decirte. Que es tu cumpleaños y que quiero seas feliz, no es suficiente. Que tu felicidad me interesa muchísimo más de lo que crees, muchísimo más de lo que piensas. Que cuando estás triste, yo estoy triste. Por no poder hacerte feliz, por no verte sonreír.
Que tu sonrisa ilumina, resplandece: nunca dejes de sonreír.

Que odio verte triste, que no vale la pena estarlo. Que tu risa le gana al llanto, tu sonrisa, al puchero. Que ganas tú, a cualquier problema, a cualquier situación. Que ganas tú, sin siquiera competir, así no te des cuenta, por todo lo que eres, por ser como eres, por ser tan linda, tan buena, por hacerme sentir así, por ser tu.

Qué cuando te conocí, me intimidabas, que ya no tanto, pero todavía si, todavía un poquito. Que los piecitos no me tiemblan de frío, ni mucho menos de bailarines, que los piecitos me tiemblan de nervios, de emoción. Que te haces la que no te das cuenta, que me hago el que no sabes. Sabes que si. Se que si.

Que te escribo porque quiero que te enteres de lo mucho que me importas, porque sino te lo digo, pasa por una cuestión de escasez de valor, más no de sentimiento. Que estoy feliz de haberte conocido Vi y que sólo quiero que seas feliz.

domingo, 12 de abril de 2009

En que momento

Qué es la felicidad sino lo que me haces sentir. Quién define la felicidad, cuando no hay palabras que ejemplifiquen esta sensación que me recorre la espalda, hace nudos en mi estómago y me bombea el corazón. Que me traigan al poeta, que revivan al artista, que renazca el Mesías que me pueda describir lo que siento cuando pienso en ti. Necesito un poco de ayuda, porque mis palabras no parecen suficientes, definitivamente no bastan.

Si tan sólo supieras lo linda que te ves al sonreír, de lo que tus ojos son causantes por mirarme, de lo que tu voz es culpable al hacerse escuchar. Si tan sólo supieras lo que me haces sentir.

Cómo te explico, si no debes saberlo. Cómo demostrarlo si se que no debo. Cómo empezó esto sin intentarlo, en que momento se me escapó de las manos. Si lo lleve con tanto cuidado, con tanta experiencia de por medio. Si mi actuar es medido, precavido, desconfiado. En qué momento baje el escudo para pensar en ti, en que momento te elegí, por sobre mi.

jueves, 2 de abril de 2009

¿y la solución?

El problema de empezar a soñar con otra persona es que te vuelves a enamorar.

El problema es que ahora tienes miedo, ahora ya no te la juegas.

El problema es que mi amor no proviene del corazón; sino de todo mi cuerpo: De cada uno de mis órganos, de cada una de mis extremidades.

El problema es tener todo este exceso de amor: mucho menos sería suficiente, sería justo.

El problema es que mientras más me esfuerzo por no pensar en ti, encuentro más razones para adorarte, para llamarte, para hacerte mía; hacerme tuyo.

El problema es que me tienes loco.

El problema es que me gusta ser tu loco enamorado, tu loco feliz.