martes, 18 de noviembre de 2008

Corazón anticuchado


Hace un tiempo, casi sin darme cuenta, me expuse. Más de la cuenta, mucho más de lo necesario. Hoy, a poco más de un año, no me arrepiento. En lo absoluto.
Enamorarse es como ir a un casino, es timbear. Algunos, ganadores por naturaleza, entran ansiosos, sabiendo las reglas y mañas, sabiendo que ese día, en ese casino, no van a perder. Otros, instintivamente precavidos, guardan su distancia. Saben que con cautela no habrá mucho que lamentar. Concientes de los riesgos, apuestan lo necesario, nunca más de lo que tienen. Nunca más de lo que estén dispuestos a perder.

En mi caso, para que se hagan una idea, entré vendado al casino más ilegal de todos, al que nunca se le gana. Ese día y en ese casino, el azar ocupa un papel secundario. Lo primordial, lo único indispensable es entrar sabiendo que, en esta oportunidad, lo lamentamos mucho pero no vas a ganar – De repente no lo recuerdes, de repente no lo quieras aceptar, pero no lo olvides, hazte un favor y no lo olvides. Reza, invócate a la virgen y todos su santos, baja a las puertas del infierno si es lo que necesitas y pídele al diablo mismo que te de memoria. Que la fama y la fortuna no te interesan más. No te interesan cuando la tienes a tu lado. Porque no hay mayor gloria que verla e imaginar un futuro, ese futuro que imaginaste tan bien, tan real, a su lado. Pídele memoria a quien quieras, al que nunca te ha fallado, al que siempre te apoyó. Por lo que más quieras, te ruego no olvides que no vas a ganar, no puedes ganar-. Lo olvidé.
Entré completamente expuesto, con los ahorros de mi vida y sin saber que hacer ni donde estaba. La suerte, como era de esperarse, no estuvo de mi lado, no se apareció ni para saludar. Ni siquiera para recordarme que muy a su pesar, en esta película, justo en mi película, se quedó dormida a la hora de los castings. Que no cumple ningún rol. Perdí. Perdí todo. Perdí mucho más de lo que estaba dispuesto a perder, perdí lo que no supe estaba en juego. Si, perdí mal. Perdí feo.

Me enamoré sin precauciones, sin protección. Me enamoré convencido que sería por siempre, convencido que estaba, salidito de fábrica, con una armadura invisible, naturalmente protegido, que las precauciones y la protección eran innecesarias para mi amor. Que tanto amor no podía ser mentira, no podía ser falso. Tenía que ser real y, sobre todo, por siempre. Lamentablemente, “por siempre” duró mucho menos de lo esperado. No le hizo justicia a su nombre, no le hizo justicia ni a su característica personal ni a mis esperanzas.

Me quedé, como era de esperarse, con una incertidumbre devastadora. Y ahora? Y nuestro futuro? Que fue? Fue? En serio? Estás segura? 100%? Me lo juras? Ok, gracias. Un gusto. Chau. Au.

Te extraño. Cómo que no te diga eso? Qué te digo? Que no te extraño? Ya, te miento, que fea estás. Si, estás fea y no, no te extraño. Es más, vete, vete ahorita que de verte, me dan ganas de llorar, pero no, no es de la pena, sino del asco, por lo fea que eres. Perdóname, si es de la pena, pero no es por ti. Si, si es por ti, porque te extraño.

Pensé, en un momento, que podía morir. No por suicidio, nunca a esos extremos, sino porque mi corazoncito, débil desde sus inicios, no iba a aguantar aquel golpe. No sería tan malo - me dije. Si me muero, así de la nada, y con una mano en el corazón, es obvio que van a saber qué es lo que me falló. No sería como que me encuentren agarrándome con una mano el pecho y con la otra apretando una botella llena de ácido muriático. Si me muero, sólo por el mal de amor, ojalá salga en los periódicos. Ojalá salga en los noticieros y revistas. Que digan que, por culpa de un amor no correspondido, de una promesa incumplida, un joven murió. Que el amor, desde ahora, si mata. Que la frase, “me muero por ti” deje de estar ajena de veracidad, que el que la diga, lo crea o, por lo menos, le tema. Si es que me muero por esto, si es que me muero así, gané. Romeo dejó de ser el mejor, dejó de ser el máximo galán, el último romántico. Veneno toma cualquiera, quién le gana a mi corazón que dejó de latir por su ausencia? Hagan sus apuestas.

Mi hermano y yo hemos creado este blog para contar nuestras historias. Algunas son verdaderas, otras no tanto. Lo que es verdad es que tenemos mucho que contar y que, en estos momentos, siento mi corazón anticuchado. Atravesado y en pedacitos.

4 comentarios:

CG dijo...

Hasta que por fin!!!!! ya era hora q habran el propio...
Siempre se dice q se esta enamorado como loco...pero en realidad uno se enamora como tonto! y lo sabemos jajaja, y no se da cuenta del papelon q hace, hasta q años despues, hacemos un feedback de lo q pasó en su momento y sentimos vergüenza hasta de vernos en el espejo.

Exitos en este nuevo rubro de tu vida...escritor! Tu, escritor? si carajo, y hasta ahora te sale bien. Ojala no empieces a malear como el que inició esta "cultura blogera" en nosotros.

Un abrazo, EXITOS!!

PD: soy el primero!! me gané algo?

Luciano dijo...

Una apretada de tetilla, con cariño.

P dijo...

aaay de nuevo ... oiiee fui la primera en leer las primeras lineas no??? jajajaja bieen flaa con el blog =)

Luciano dijo...

jaja gracias flawi.. Efectivamente, si fuiste la primera...un besito tipo pingüino