Qué raro se siente

Estar a tu lado y fingir tranquilidad. Estar a tu lado y mirarte, de reojo, con los mismos ojos llenos de amor. Con el mismo amor de siempre. Qué raro se siente.

Hablarte como si nada, como si entre nosotros nunca hubo amor. Como si el amor que sentimos, imposible de fingir, fue una mentira, irreal. Intentar hablarte, mirándote a los ojos, e intentar convencerte, con la mirada, que lo nuestro vale la pena. Que realmente vale la pena, que honestamente lo pensé así. Hablarte como si no nos hubiéramos hecho daño. Creer que no hubo daño, tratar de olvidarlo, disimularlo y negarlo. Qué raro se siente.

Que la última vez que estuvimos juntos te besé. Y ahora, que te tengo al lado, debo olvidarlo. Que te extraño a ti y a tus besos. Qué extraño sentirte cerca, a mi lado, junta a mí. Que lo nuestro fue corto, pero real. Que te quise, te quiero, en serio. Con el corazón. Quererte y disimularlo, quererte y negarlo. Qué raro se siente.

Que se acabó cuando bajé el escudo, cuando expuse el pecho bajando la guardia. Que por consecuencia de mi irresponsabilidad, de mi corazón soñador, caí. Que después de tanto tiempo creí en ti, en los dos, y lo volví a intentar. Qué raro se siente.

Que valió la pena. Por lo que sentí a tu lado, por lo que me hiciste sentir, por lo que te hice sentir. Que me llenaste de ilusión y de esperanzas. Que imaginé un futuro juntos y fui feliz. Que si se acabó no fue por culpa nuestra, sino de las circunstancias. Que cuando pienso en ti, todavía sonrío. Que gracias a ti, mi amor dejo de ser exclusivo para una persona. Que me enseñaste que no sólo a su lado puedo cerrar los ojos y volar. Que me di cuenta que está bien intentarlo, que vale la pena hacerlo. Que no me arrepiento de quererte ni de obligarme a dejarte ir. Honestamente, que raro se siente.